Pastor chino advierte: ‘No se dejen engañar’ por la mentira de una iglesia supervisada por el Estado

Pastor chino advierte: ‘No se dejen engañar’ por la mentira de una iglesia supervisada por el Estado

Desde que el Rev. Jonathan Liu puede recordar, su familia ha estado en el cristianismo. Sus padres vienen de familias cristianas bien establecidas; de hecho, su bisabuelo materno creía en el Señor Jesús desde la dinastía Qing, la última dinastía imperial en China.

Después de ser bautizado en la Iglesia Trinidad, que fue vetada por el Partido Comunista Chino, de Shangai en Agosto de 1990, era natural para Liu entrar al ministerio. Pero algo acerca de la manera en que el Cristianismo era presentado en la Iglesia le empezó a hacer ruido.

«Cómo cristiano de China, si sólo adoras en la iglesia oficial, generalmente no sentirás mucha presión, porque la iglesia oficial siempre seguirá al partido, y el pastor será obediente al CCP en sus sermones, ya sea intencionalmente o no», dijo Liu. «Esto es frustrante para los creyentes que desean buscar la verdad en sus creencias».

Determinado a saber más acerca del Dios de la Biblia y del Cristianismo libre de toda propaganda política, Liu comenzó a estudiar la Biblia en privado. Empezó a asistir a «reuniones familiares», celebraciones privadas de cristianos que se reunían a orar, cantar y estudiar la Biblia lejos del ojo vigilante del CCP.

Las repercusiones, sin embargo, no tardaron: por asistir a estás reuniones, Liu fue rechazado del Concejo Cristiano de Shanghái, cuando aplicó para el seminario de la Escuela Teológica del Este de China. La escuela ubicada en Shanghái era liderada por la Iglesia Trinidad.

Sin detenerse, Liu viajó a Ningbo, Zhejiang -una provincia con una presencia cristiana relativamente alta- dónde estudió teología y sirvió en la iglesia local. Mientras tanto, su casa en Shanghái era monitoreada regularmente por la policía, que sospechaba que allí se realizaban actividades religiosas.

«Según mis padres y vecinos, llegaban a investigar e indagar acerca de mis actividades», recordó.

Aún así, Liu sirvió en la Iglesia Trinidad por 14 años antes de abandonar por completo la denominación en 2004, sirviendo en las casas- hogares de Shanghái, Anhui, Jiangsu y Zhejiang. En 2008, él decidió mudarse a Estados Unidos la mitad del tiempo, pasando el resto del año en Shangai, liderando una pequeña iglesia de 20 miembros.

Lento pero seguro, el pastor comenzó a enfrentar el creciente hostigamiento del CCP debido a su trabajo ministerial. En 2014, la policía de Shanghái llegó a su puerta para realizar una requisa.

«Creí que solo era un procedimiento de rutina», recordó.

Pero poco después, descubrió que había sido puesto en la lista negra del CCP y estaba siendo vigilado por los oficiales del gobierno.

«Cuando llegaron unos libros a China, que había ordenado de Estados Unidos, éstos fueron devueltos por ser considerados libros prohibidos. Sin embargo, esos libros ya habían sido publicados en China, no podían ser considerados prohibidos», remarcó.

«Después, después de inquirir en varios lugares, supe que la razón por la que los libros fueron interceptados fue que yo estaba en la lista negra… y eso significaba estar altamente vigilado. Una vez que te prohíben dejar el país, es casi imposible escapar de China».

El mismo año, los oficiales de Zhejiang, bajo la dirección del Presidente Xi Jinping, lanzaron una campaña para demoler las cruces de Iglesias Protestantes y Católicas, bajo el proyecto «tres demoliciones y una reforma».

En pocos meses, más 1200 cruces fueron removidas de iglesias y otros edificios. En algunos casos, iglesias enteras fueron destruidas. Aquellos que se resistieron, enfrentaron abuso físico, detenciones y cargos criminales.

«Debido a que trabajé en la Iglesia de Zhejiang por 10 años, estaba muy preocupado por la situación allí», dijo Liu. «En ese momento, publiqué fotos de las demoliciones de las cruces, llamando a todos la atención y pidiendo oración. Fuí hostigado por la policía de Shanghái, y aún hermanos de la iglesia estaban implicados. Algunos se vieron forzados a huir a Estados Unidos».

El continúo hostigamiento de los oficiales, además de ser catalogado como parte de la lista negra, hicieron que Liu dejara China. A fines de 2014, emigró a Estados Unidos, dónde se volvió un residente. Comenzó a pastorear una iglesia Anglicana en San José, aunque seguía preocupado por los derechos humanos y la libertad religiosa violada en su tierra natal.

Dos años después de establecerse como residente permanente en Estados Unidos, Liu lanzó la Fraternidad China Cristiana de Justicia, un grupo de cristianos chinos que se reúnen a orar por los creyentes en China y además dan a conocer acerca de la persecución sufrida. En 2018, el grupo se registró como una organización sin fines de lucro ante el estado de Carolina.

China es identificada por el Departamento de Estado norteamericano como «un país de preocupación particular» por estar involucrada en violaciones a la libertad religiosa. El país se ubica en el puesto 50 de países más peligrosos para los cristianos. «El Comunismo y post-comunismo junto a su opresión» son la principal causa de persecución.

«La asistencia a la iglesia es rigurosamente monitoreada, y muchas congregaciones fueron cerradas -ya sea independientes o pertenecientes a las autorizadas oficialmente».

Según Liu, la persecución del gobierno chino a las iglesias se divide en dos aspectos: el primero es estrictamente el control de la iglesia oficial.

«Por ejemplo, la iglesia oficial debe reconocer el liderazgo del CCP, y la prédica del pastor debe ir en concordancia con la ideología oficial de Xi Jinping», explicó. «Los pastores y predicadores no pueden enseñar valores cristianos; y por lo tanto tampoco alzan la voz en contra del avance del gobierno».

El segundo aspecto, y tal vez el más siniestro es contra las iglesias-hogares, totalmente prohibidas por el gobierno y adónde apuntan su mayor persecución.

“Los puntos de reunión son clausurados y los predicadores arrestados», dijo, recordando a pastores a quien conoció personalmente y ahora están detenidos por defender sus creencias.

Basado en su experiencia, Liu dijo que está preocupado no sólo por la iglesia China sino por la falsa creencia que el estado promueve. Él llamó a los creyentes de occidente a orar por sus hermanos y hermanas, y a informarse acerca de las violaciones a derechos humanos que suceden en China.

«La oración siempre es el mayor apoyo, porque la oración del justo puede mucho. Llamó a los creyentes de occidente a orar por sus hermanos en China», dijo.

«Además, los cristianos de occidente deben vigilar para no ser engañados por la ideología China. Aunque existe un gran número de iglesias abiertas en China, estas organizaciones están totalmente controladas por el gobierno. La iglesia oficial es, inclusive, cómplice de la persecución del gobierno a las iglesias-hogares».


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