Israel: Hamás lanza misiles contra Jerusalén, Israel responde bombardeando Gaza.

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A las seis en punto se han oído sirenas en Jerusalén por primera vez en muchos años y, casi de inmediato, al menos sietes explosiones, tan pronto como ha concluido el ultimátum dado por Hamas a las fuerzas de seguridad israelíes para que abandonaran la Explanada de las Mezquitas y el barrio amenazado con desahucios de Sheij Yarrah. Los daños aún están siendo evaluados, en lo que supone una seria escalada, según lo informo el medio español La Vanguardia.
La represalia no se hizo esperar
La fuerza aérea habría empezado a bombardear objetivos en Gaza.
Desde allí, Hamas se ha responsabilizado ya del lanzamiento de los cohetes. Uno de ellos habría sido interceptado por el escudo antimisiles israelí. Otro, en cambio, habría dañado una casa en el kibbutz de Kiryat Anavim, sin causar bajas. Otros habrían impactado áreas de Jerusalén occidental, sin que haya trascendido hasta el momento ninguna víctima ni daño de consideración.
La alarma ha obligado a la policía ha dispersar a los jóvenes extremistas que iban a comenzar su Marcha de las Banderas o a indicarles el refugio más cercano. Sin embargo, algunos de estos han vuelto a la plaza de la concentración con su grito de guerra de "muerte a los árabes". Mientras tanto, la sesión de la Kneset era interrumpida y los diputados corrían a los refugios.
En un día que amaneció tenso, miles de jóvenes de la derecha sionista llevaban horas concentrándose frente a las murallas de la Ciudad Santa, para conmemorar la conquista de Jerusalén Este durante la Guerra de los Seis Días y su posterior anexión unilateral en 1980. Las autoridades israelíes les acababan de comunicar el desvío del itinerario previsto, que debía atravesar el barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén, por la puerta de Damasco.
A su desconsuelo por la decisión seguía poco después de las seis el anuncio policial que la Marcha de las Banderas se daba por finalizada, antes incluso de ponerse en movimiento.
El ambiente había vuelto a caldearse por la mañana, después de que las cargas policiales hirieran a más de trescientos civiles palestinos en la Explanada de las Mezquitas.
Jerusalén suma ya cuatro días seguidos de disturbios, desde su erupción en la noche del viernes, poco después del último rezo, también con alrededor de trescientos heridos por la intervención policial frente a la mezquita de Al Aqsa. Esta mañana, policías y agentes de la Policía de Fronteras Israelí han vuelto a cargar para repeler petardos, piedras, sillas o botellines de agua.
Esta vez, las granadas de estruendo y los gases lacrimógenos penetraron hasta el mismo interior de la mezquita de Al Aqsa, de lo que dan cuenta varios vídeos. Cuatro horas más tarde, se han retirado y han reabierto el acceso al recinto a los mayores de cuarenta años. Atrás han quedado más de trescientos heridos, según la Media Luna Roja, casi todos leves, excepto siete casos. La policía israelí asegura que también hay una docena de heridos leves entre sus filas.
Se cierra el Monte del Templo

La situación es tan inflamable que, por motivos de seguridad, las autoridades israelíes han cerrado hoy el acceso a los judíos a lo que ellos llaman el Monte del Templo.
Un portavoz del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Abás, ha calificado los hechos de "agresión bárbara de las fuerzas de ocupación israelíes". Mientras que el primer ministro israelí en funciones, Beniamin Netanyahu, ha elogiado "la mano firme" de la policía. Sin embargo, desde el mundo árabe -incluidos los países que acaban de reconocer al estado de Israel, en su mayor éxito diplomático- le han llovido las críticas.
Mientras se roza el drama en Jerusalén -con erupciones de solidaridad, violencia y represión en Haifa, Nazaret y otros lugares de población palestina, tanto fuera como dentro de las fronteras de Israel- Netanyahu no pierde la esperanza de que la máxima polarización arruine el esfuerzo transversal (judíos y árabes, derechas e izquierdas) para desalojarlo del poder esta misma semana.